Siempre pensé que presentiría el día que la proposición llegara pero no fue así. No puedo decir que no lo esperara porque de alguna forma teníamos esa confianza para soñar juntos, pero tampoco sabía como y cuando se daría el gran paso. La proposición fue tan espontánea como la respuesta. Inundados por un sentimiento de aventura y camaradería que solo se siente en medio de un viaje de locos después de recorrer cientos de kilómetros en un país extraño. Envueltos en una atmósfera de romance en un lugar paradisiaco, literalmente solos en una isla perdida en la mitad de la selva, rodeados por el sonido del agua pesada cayendo continuamente, la oscuridad de la noche lejos de la civilización y alumbrados solo por Géminis y el gigante de Orión. A la colección de objetos se unen media botella de vino, una carta de estrellas, un anillo de plástico dentro de una caja de fósforos vacía porque los fósforos están diciendo uno tras otro "te quieres casar conmigo?"....
Como podria haber dicho voy a pensarlo? Habiendo vivido lo vivido y soñado lo soñado que es lo que había que pensar? Así que solo respondí “EL SI” sin dudarlo porque sin saberlo parece que siempre lo hubiera sabido.
De ese viaje volvimos con más de 700 fotos tomadas, 5000 kilómetros recorridos, una caja de pirulin, un anillo de plástico y la certeza de que pasaríamos nuestros días juntos en la salud y la enfermedad.... El anillo de plástico fue reemplazado por el oficial cuando el destino así lo quiso... literalmente. Después de eso ejecutamos el plan perfecto, vinieron las argollas en una fiesta de colores y ojos brillantes y acá estamos. Ahora pienso nuestra vida juntos, compartiendo cada detalle y recorriendo el mundo juntos y reafirmo una y otra vez que la mejor forma de tomar esa decisión es decir Si a todo desde el comienzo de la relación. Decir si a soñar juntos, decir si a conocer al otro, decir si a compartir los buenos y los malos momentos. Asi cuando llega esa pregunta no hay nada mas que pensar.
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